Hola a tod@s!!
Hace ya una larga temporadita que no contábamos con ninguna experiencia en el espacio de los jueves "Compartiendo vida".
Volvemos de nuevo, Davi, a quién ya seguro conocéis por las vivencias que en dos ocasiones diferentes compartió con tod@as desde este blog. Os dejo con ella!!
Gracias linda por hacernos partícipes de esta experiencia y de las diferentes etapas, momentos, situaciones, cambios y emociones!
"LO QUE ME HA PASADO"
Queridas
amigas,
Hace
tiempo que quiero contaros lo que me ha pasado.
Sucedió
hace poco más de tres meses, una noche como otra cualquiera, cuarto creciente
sobre el planeta tierra.
A
algunas os parecerá insólito, un poco loco, incluso. Otras entenderéis bien lo
que digo.
Resulta
que aquella noche, mientras dormía, se colaron a través de mi ventana un tropel
de hadas, venidas del centro mismo de la Madre Tierra. Eran bellísimas, revoloteaban
libres y locas a mi alrededor, al tiempo que acariciaban cada centímetro de mi
cuerpo.
No me
asusté, les esperaba.
Ellas me
contaron lo que iba a suceder, y me ayudaron a despedirme de quien fui, para
reencontrarme con quien soy.
Desperté
de mi letargo de meses de redondeces, cuidados y contemplación y sobrevino
entonces el ciclón. Quebró mi cuerpo en mil pedazos mientras yo aullaba con la
fuerza de todas las madres la llegada de mi hijo.
Fue
doloroso, no lo niego, pero una suerte de opio recorría mis venas,
transportándome a otra dimensión que atenuaba las embestidas de cada
contracción.
Ya era
mediodía en la habitación 397 del hospital de Cruces cuando llegó la calma.
Había nacido un bebé, había nacido una mamá…
Desde
entonces huelo a sangre, a leche y a fluidos. Una mezcla maravillosa q recuerda
un poco al olor dulzón de las magdalenas recién horneadas.
Desde
entonces cambié mis brazos por unas alas largas y suaves, q envuelven a mi bebé
a todas horas.
Desde
entonces cada emoción es absoluta, lo abarca todo, sin fisuras por las que
escurrirse, dotando de una intensidad nueva a cada segundo en el avanzar
taciturno de un reloj enlentecido.
Desde
entonces sé que soy otra, una “otra” q a veces añora a la primera y otras se
complace de haberse convertido en la segunda. Con mis ambivalencias trato de
fluir en el caos y mi mundo anda medio enloquecido.
Algunas
noches, coincidiendo con el cuarto creciente, me visitan de nuevo las hadas
para tranquilizarme, susurrándome al oído q esté tranquila, q volverá la calma
y como la mariposa que cambió de estado, siempre siempre conservaré mis
preciosas alas.
Ah, por
cierto, lo que me ha pasado tiene un nombre,
Se llama
Enol.
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